jueves, noviembre 25, 2010

Reinterpretación de las celebraciones de Adviento

Vamos a ver, lo voy a decir.
En nuestra casa, en nuestra familia (Itzcóatl, Marco y yo, o Itzcóatl y yo, según la temporada), no se fomenta ninguna idea religiosa, no creemos en algún dios o dioses, ni rezamos ni vamos a la iglesia, y de hecho me parece bueno que mi hijo crezca así; yo tuve esa suerte (así lo considero yo), crecí en un ambiente con muy poca influencia de la religión, así que no desarrollé ninguna pasión ni de amor ni de odio ni de enojo hacia ello, y eso me parece sano.

Sin embargo (ya se que es contradictorio), me encanta la navidad y hasta siento pena de pensar que luego se habrá acabado y faltará todo un año para tenerla de nuevo. Es un poco complicado explicar que significa para mí.

Hace mucho años, por ahí de 2002, cuando vivía en México, decidí dejar de venir a Costa Rica para esas fechas. Había algo en las dinámicas familiares que no me cuadadraba y necesitaba encontrar mi propio camino, así que empecé a arreglar mi casa y crear mis propias tradiciones, nacieron por aquella época las Navidades de los niños sin amor, concepto en el que me extendré en otra ocasión. Aunque mi conciencia ecológica ha ido creciendo con los años, desde aquel entonces representaba un gran reto unir mis deseos festivos con la responsabilidad de no dañar más al planeta a mi paso. Por eso nunca he podido comprar un arbolito natural (a Itzcóatl le dan ganas de llorar cuando le cuento que la gente mata a los árboles sólo para que se vea bonita su casa unos días), ni tampoco uno de plástico, por un tiempo recuperé uno de mi infancia, pero luego lo perdí, luego tejí uno y en 2007 había pintado uno que me gustó mucho, pero aún no encuento la solución ideal, seguramente terminrá siendo cosida.

Creo que parte de lo que me gusta es hacer regalos a todos los que me resulten significativos y queridos, como siempre estuve lejos de mi familia biológica nunca había conocido el sentido de obligación den darles a todos, los que me agraden más y menos, los que me inspiren en este momento y los que no. Por supuesto mis regalos serán casi todos hehcos a mano o libros o discos quemados por mí.

Libros Waldorf

Me gusta mucho la onda Waldorf de crear, promover y conservar tradiciones familiares, pero no todas las tradiciones me parecen dignas de promover, por ejemplo el consumismo exacerbado no es un valor que quiero inculcarle a mi hijo, ni tampoco el veneno familiar recubierto de dulce echado a perder.*

Me siento atraída por la idea de la corona y calendario de adviento, aunque no pretendo celebrar el nacimiento del salvador y de nuevo aquí se que estoy cayendo en contradicciones. Pero pienso que dentro de mi casa puedo reacomodar las ideas y formas de manera que al final pueda transmitirle los valores que me parecen importantes a mi hijo.

Leí que con la corona de adviento, en la que se va enciendendo una vela cada domingo, se escoge una virtud para trabajarla esa semana, esto me parece bonito y valioso. En otro lugar leí sobre rezar a los cuatros puntos cardinales; oeste para descanso y reflexión, este: para la energía y las emociones, norte para la paciencia y la pureza, sur para la disciplina y dirección. Me gusta la idea de yuxtaponer estas dos cosas y trabajar esos valores cada semana con una dirección cardinal de la vela que se habría encendido, también estoy pensando que tipo de lecturas podrían usarse en cada uno de nuestros domingos.

Por otro lado la idea de hacer un calendario de adviento me gusta mucho y pienso que podrá ayudar a mi pequeño a comprender el paso del tiempo porque ya necesita más información que la de una semana.

Calendario de adviento

Esas son mis interpretaciones de la navidad, ¿cuáles son sus tradiciones familiares?



*No prentendía ofender a nadie en este post, pero si plantearme y replantearme mi propia posición, la escritura funciona como un ejercicio de desarrollo de las ideas para mí, y es una de las razones de este blog, espero que no se ofendan y que si se ofenden les sirva de algo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hmmm
Tema difícil. O, mejor dicho, difícil de explicar para mí. Yo sí recibí una educación católica, con una mamá amorosa pero, todo hay que decirlo, temerosa de Dios. Me eduqué en un colegio de monjas, que me dictaban religión todas las semanas y cada cierto tiempo nos mandaban a misa. ¿Los resultados de ello? No sé. Quizás una idea de no superioridad del hombre y de un orden de las cosas, no asentado -debo decirlo- en una veneración ciega y, sobre todo, temerosa. Realmente no. No voy a misa, no rezo (o sí, con mi chiquita el ángel de la guarda, pero más como parte de un rito amoroso de un alguien que está en otro lado que no vemos pero quizás sí percibimos). Así que por mi parte puedo decir que estoy llena de contradicciones. Vivo en una sociedad (y especialmente en una ciduad) ultra conservadora en el tema religioso y creo que eso sí que ha dejado una huella en mí: la de las incongruencias entre el predicar y el hacer y la del no entender cómo se puede pensar en "virtudes" cuando se desconocen deberes ciudadanos y humanos mínimos. En fin.
Mi madre murió hace 11 años y eso, creo, me ha dejado un hueco enorme en el corazón. Siento que se fue más pronto de lo que pensaba y que, aunque no compartiéramos creencias y conceptos, era una mujer maravillosa e infinitamente buena. Quizás en su honor me despido (más con amor que con fe) con un "que la Virgen te acompañe" que le digo a quienes me importan. Y es un "que te acompañen buenas vibras, buenas almas, buenos sucesos, buenas personas". No creo en la vida eterna en los términos católicos, pero mi parte no racional sí espera que desde un otro lado que no conozco y que considero posible y fantástico (más cercano a relatos como los de Cortázar, donde la razón se queda corta frente a sucesos que pasan) estén los seres que amo.
(Sigo en otro comentario porque parece que no publica estos tan largos)

Anónimo dijo...

Todo, para resumir, para decir que la Navidad en sí no es importante para mí: no me interesa en lo absoluto el negocio consumista que hay en torno a ella. Pero me gusta la idea de una celebración, o dicho de otro modo, de un tiempo en familia para recoger frutos, compartir, celebrar el estar vivos, vivir. Me gusta pensar en cenas, en noches compartidas, me gusta la idea de reunirse en familia. Y lo hago hace poco, con los que me importan o con los que también se quieren juntar con nosotros. Hecho en falta a mi hermano y sus pequeños, pero definitivamente algo se partío en nuestras tradiciones después de la falta de mi madre. Así que ahora celebro un poco con todos, de un modo que fluctúa entre lo convencional y lo espontáneo.
(Este post se me fue largo). Me gustan tus contradicciones y planteamientos y me encanta haber leído lo que dices del adviento. No tenía ni idea... pero me motiva. También quiero que nuestra chiquita crezca con una idea clara de la honestidad, el amor, la vida; pero sin temores ni obligaciones irracionales. Me contradigo... Esto sería una reflexión infinita.
Un abrazo. Y gracias por tus reflexiones produndas.
A.

Anónimo dijo...

(Ah, por cierto. No quiero en lo absoluto una educación en colegio religioso para mi hija. Creo que hay otras formas de brindarle una educación humanista. Las contradicciones de la Iglesia me producen escaramuza).

Martha dijo...

¡¡Hola!!! Es un tema complicado, pero siii tienes mucha razón en lo que dices, al igual que tú quiero que mi hijo vaya aprendiendo un poco más sobre estas celebraciones, sin necesidad de caer en excesos y consumismo...lo hacemos muy a nuestra manera, al igual que tú jajaja vamos a hacer el calendario y la corona!!! Muchas gracias por compartirnos tú perspectiva acerca de este tema, y todos son respetables e igualmente muy interesantes porque nos permiten aprender, y conocer mucho más...

Te dejo un cálido saludo desde Colombia.

Vanyvalu dijo...

Hola, yo aplaudo tus contradicciones, porque para mí, no hay fé ni creencia que valga si no es personal, si no es algo que vaya creciendo y cambiando junto contigo y que tenga sentido para tí. Yo pienso que una puede participar de las tradiciones y festejos aunque no comulgue con todo el contexto religioso y social, lo importante para ní es la intención y el por qué se hacen las cosas.
En mi caso no pongo nacimiento, no fomento ninguna clase de religión, no hablo de santa clos ni de los reyes ni nada, un año no puse árbol, la navidad es para mi un momento de reunión familiar donde con amor pasamos unos días especiales y en los que demostramos nuestro cariño regalándonos, en mi caso cosas útiles y/o manualidades.
Yo procuro envolverlos en cajas de cartón corrugado que yo hago o en papel revolución que estampo a mano.
Tu idea de las virtudes, la corona de adviento y demás me parece fabulosa y además, para eso están las posibilidades, para hacer uso de ellas y adaptarlas a nuestro sentir y pensar, al menos así vivo yo.
Un abrazote y oye, me emocionó mucho ver esa bolsa con mi nombre y el de mi hijo, estoy impaciente!
Gracias ;)

NaTy dijo...

Yo creo que esta bueno no estar peleado con nada.. yo por un ratito me pelie con la la navidad porque senti un poco de desintegración familiar, pero bueno creo que poco a poco he ido recuperando el sentido de familia y el amor por esa época, que aunque obviamente esta toda la parte consumista si se puede rescatar algo más profundo que es sutil pero se siente.. no se cierre de procesos.. conexiones con el universo.. hay difícil de explicar!