sábado, febrero 07, 2015

Suzuki Fest 2015 :: La vida te da regalos


Hoy pasaron varias cosas hermosísimas.

El violín me da regalos muy significativos, conmovedores.

Nos tocó nuestra segunda clase maestra con Heidi Curatolo, parecía haberse enfocado sólo en mi chiqui, lo que me pareció bien, pero justo al final me dijo que quería trabajar también conmigo. Yo me sentí avergonzada porque no había podido estudiar lo suficiente. Pero lo que trabajamos fue distinto. Hizo una serie de ajustes en mi postura para corregirla y mejorarla.

Ella estaba emocionada diciendo que los cambios eran muy significativos y me tomó algunas fotografías mientras tocaba el Minuet 2 del libro 1.

Yo al menos pude entender bien de que se trataban las correcciones y cómo debían funcionar, y puedo decir, con un poco de timidez, que me pareció reconocer una mejora en el sonido inmediata.



Otra de las observaciones que me había hecho anteriormente, era que tal vez yo debería usar un violín más pequeño. Esto es algo que yo había pensado por mucho tiempo, no porque notara que mi violín fuera demasiado pesado, ya que no tenía con qué compararlo, sino porque se que soy pequeña. Afortunadamente me enseñó como compensar esta dificultad con mi 4/4, porque no se bien cuando podría comprarme un 3/4 y menos un 7/8 (como recomendó mi maestra Blanca Alicia Siliézar), que más raros deben de ser.

Por la noche fuimos a ver mi querida abuelita-prima, Miriam, siempre es un gusto terrible estar con ella y no puedo dejar de visitarla a  mi prima Lucía, porque las quiero mucho, son personas fascinantes y siempre me hacen sentir que pertenezco. Entre otras locuras les conté sobre mi experiencia con Heidi, y para mi gran sorpresa, sacaron el violín de Gabriel y me dejaron probarlo. Es un tema muy emotivo, pues Gabriel fue un hijo de Mina que tocaba en la sinfónica juvenil pero murió muy joven. Y cuando lo hube probado me lo dió.

No tengo palabras adecuadas para expresar las emociones que esto me provoca, es intenso, emocionante y más. Pero, encima de todo, luego de hacerle algunos ajustes, y en medio de la noche, así que tenía que tocar con un hilo de sonido, descubrí que este violín si tiene un mucho mejor sonido que el mío.

Estoy contenta, emocionada, conmovida y profundamente agradecida.


jueves, febrero 05, 2015

Suzuki Fest 2015 :: El problema con la traducciones

Hemos participado ya en cuatro festivales Suzuki, tres en  Costa y uno en México.

Casi siempre en la clases a las que asisto ya sea como mamá, o alumna, grupales o individuales, termino haciéndola de traductora, y es que aunque algunos maestros que vienen hablan bastante español, no les resulta siempre fácil encontrar las palabras necesarias en el momento.

A veces asignan a alguna maestra de violín para que haga las traducciones, pero esto tampoco resulta siempre lo más adecuado.

Lamenté mucho, por ejemplo, una clase maestra a la que asistí y llegamos tarde, para entonces ya había una maestra haciendo la traducción. En este caso ni el niño ni la madre comprendían inglés, la maestra se esforzó por explicar que el niño debía distinguir entre los arcos grandes y los pequeños, primero lo mostró haciéndolo ella y luego con palabras, pero la que traducía sólo le decía al niño que siguiera a la maestra y que lo hiciera "grande", el niño no comprendió y su tiempo de clase se desperdició. Al final la maestra dió una explicación más larga sobre técnicas de estudio para este caso y cuando la madre preguntó, la traductora sólo le dijo que esa explicación era para ella, que es maestra, a mi me parece que la mamá necesitaba saberlo, pero no me atreví a intervenir.

No creo que la traductora estuviera actuando de mala fe, sólo que no entendió la importancia de su papel.

Otro punto importante es que, tanto en el Suzuki como en otro métodos de enseñanza, lo que no se dice es al menos tan importante como lo que no se dice. Por tanto hay que tener sensibilidad para saber qué decir y qué no. Cuando el maestro esta tratando de que los niños asimilen las cosas con gesticulaciones no es el momento para traducirles nada, pero cuando el maestro habla y uno puede percibir que no todos los niños o los padres (que también son de gran importancia) comprendieron, es momento de intervenir.

Como en todo proceso de traducción hay que tratar de comprender el contenido para no hacer una traducción literal que no tenga sentido, interpretar los gestos y por supuesto saber algo del tema, para comprender términos que son más específicos a esta área, como las partes del arco, los nombres de los dedos de la mano, de las piezas en ambos idiomas, etcétera.

Creo que no está bien dar por sentado que todos lo niños y padres dominan el inglés, si el festival ocurre en un país en el que el español es la lengua oficial, resulta casi discriminatorio no atender estos asuntos. Por otro lado el festival es una maravilla y el resultado de un esfuerzo muy grande por sus organizadores, pienso que una solución sencilla a esto sería al menos asignar un padre voluntario como traductor para asegurarse que haya al menos uno en todas las clases.

Por lo demás seguimos disfrutando muchísimo de esta  experiencia hermosa.

lunes, febrero 02, 2015

Suzuki Fest Costa Rica 2015

Aquí de nuevo.

Siempre me causa una emoción muy especial.

Por una semana me puedo sentir orgullosa de cargar mi violín de un lugar a otro y ser vista como si fuera una músico en formación de verdad. En cierta forma es verdad, pero a la vez no termino de sentirlo.

Empecé a estudiar música de muy chica, pero nunca tuve buenos resultados, pasé por la guitarra, flauta, arpa, piano, canto sin lograr nada y obteniendo más impedimentos para la música que otra cosa.

Hace unos 3 años participé en mi primer Suzuki Fest como mamá, la experiencia fue intoxicante, yo quería estar allí arriba, aunque luciera ridícula entre los niñitos, y un par de semanas después fui a la tienda y compré el violín más barato que tuvieran. Le dejé bien claro a mi hijo que tendría que ser un secreto, que no debía compartirlo con nadie, especialmente de la familia. No me equivocaba al imaginar que la mayoría desaprobaría este nuevo proyecto.

El primer año avancé mucho, y participé en el siguiente festival como alumna, les resultó extraño a todos pero no importó, la experiencia fue maravillosa para mí.

Siempre siento vergüenza de que tocar para otras personas, pienso que debe resultar insoportable escuchar una música que no les interesa con una interpretación tan mala como la mía pero por dentro siento una cosa loca que se me quiere salir del pecho y que me tiene al borde de las lágrimas, como si fuera el último día de mi vida o la cosa más increíble que he hecho nunca.

La música es un campo difícil para mí, durante mi vida a ningún maestro se la ha ocurrido decir que tengo talento, buen oído o facilidad, más bien que desentono y otras cosas por el estilo, mientras que me trataban de enseñarme cosas que hacían ver como obvias y que a mi siempre me parecían muy complicadas, lo que ha reforzado mi idea de que, no sólo la música es sólo para los elegidos y muy complicada, sino de que debo ser idiota.

El método Suzuki y el violín (el séptimo instrumento que he intentado aprender a tocar en mi vida), me han sanado en gran parte. Y sigo en el camino, con la conciencia que posiblemente no llegará a nada concreto, aún sintiéndome incapaz, pero insistiendo. Con el corazón latiendo muy fuerte cada vez que puedo tocar para alguien, o en grupo.