El otro día hablé con mi madre por teléfono, a veces se extiende mucho sobre cosas cotidianas que hacen la llamada de larga distancia costosa, no le gustan mucho las teconologías, así que es mejor por teléfono.
Esta vez ella necesitaba hablarme de cosas que le estaban lastimando, primero pensé que yo la había cagado, pasa con cierta frecuencia, de forma involuntaria, quizá porque tengo muchas cosas pendientes sobre mi infancia, a veces me salen cosas hirientes, cuando en general trato de ser respetuosa y retraída.
Parece que esta vez la causa era otra más recurrente, me duele y molesta que le hagan pasar malos ratos, porque siempre fue una madre responsable pero más que nada porque ahora se más sobre las dificultades que pasó, algunas similares he tenido que vivir, las de los apuros económicos y la falta de apoyo que nos enloquecen y neurotizan en contra de nuestros hijos.
Entonces le conté sobre algo que le había dicho a mi hijo la noche anterior. He estado hablando mucho con él sobre lo limitante que es ser mujer y -aún peor- ser madre.
¿Se acuerdan cuando nos preguntaban en la primaria "qué es (o que hace)" tu papá?, es decir, cual es su profesión, oficio u ocupación, no lo preguntaban tanto sobre las madres y menos sobre las abuelas, porque, ¿qué son nuestras abuelas?; ¿médicos, enfermeras, maestras, abogadas?, no, la mayoría no lo son, son abuelas, sólo abuelas, lo que se traduce en señoras que estan en su casa haciendo de comer y sirviendo a todo el que está emparentado con ellas. Es alienante y triste. No tuvieron oportunidad de saber quienes eran ellas o qué les gustaba, su capacidad de desición sobre sus propias vidas se limita a elegir lo que ven en la tele.
¿Y nuestras madres?, ¿tuvieron esa oportunidad?. La mía no, luego de quedar embarazada por primera vez a las 19 y por última a los 36, pasó por varias carreras y finalmente, con más de 40, se graduó, pero aún hoy, casi 37 años después de convertirse en madre por primera vez sigue rigiendo su vida por el eterno servicio que es la maternidad y ya no le quedan ganas ni tiempo de buscarse a si misma y descubrir cual era su camino.
Yo reviento de rabia cada día que no tengo tiempo para estudiar el violín, pero he tenido muchas más oportunidades que ella y aún me queda tiempo para buscar mi camino.
Le dije a mi madre que sus oportunidades le habían sido negadas y que era injusto, y que nadie tenía derecho a tratarla mal y que lo había hecho muy bien como madre, y en cierta forma, después de 22 años de no vivir con ella, me recocilié con ella como mujer, y me dió mucha rabia que lo que hizo bien a pesar de las terribles dificultades no sea apreciado por nadie, y que le hayamos robado su vida junto con todo el patriacado.
Tenemos que pensar como hacemos para que esto no pase más a ninguna mujer en ninguna parte.
sábado, mayo 06, 2017
Leve retraso mental
Hoy fue feriado, al menos para nosotros.
Ayer nos dolía la panza y faltamos a clases, yo dormí toda la tarde y mi chiqui vió caricaturas acurrucado en el sillón.
Hoy hice algunas de mis responsabilidades maternales y luego me puse a estudiar. Había estado un poco más animada con el violín desde que regresé al 7/8 de Gabriel que es más pequeño que mi Cremona, me sentía afinada y con buen sonido. Pero cada vez que voy clase el maestro me dice que note lo desafinada que estoy. Es muy difícil, siento que no escucho nada, cuando apenas pienso que empiezo a escuchar mejor noto que no, no tengo nada de seguridad al respecto y nada del proceso de aprendizaje me muestra que haya hecho progresos ahora que ya casi se completa el año.
Le traté de explicar a mi maestro de violín que no hay nadie peor que yo en la clase de solfeo, yo se que la parte teórica de cómo funcionan las cosas puede no ser fácil para todos y a mí eso me parece masomenos asequible, es espcífico y concreto, pero en lo auditivo me siento cada vez más extaterrestre.
Veo que todos a mi alrdedor, que ya de por sí hacían música antes de entrar a la escuela incluso por años, han progresado en su capacidad auditiva y han memorizado todo lo que se supone que memoricemos que resulta imposible para mí.
Así cada vez que nos preguntan uno por uno nuestros resultados en cada párctica todos tienen mejor resultado que yo. Empiezo a sentir que todos hablan bien un idioma del que yo nada entiendo, escucho compañeros que sólo llevan un año estudiando música haciéndola en dúo y hablando de tonalidades, saltando de una a otra con risas.
Yo estoy en las sombras, esforzándome por leer el Dandelot con los demás, por hacer los ejercicios rimicos y poner cara de que se la diferencia auditiva entre acorodes mayores, menores, disminuidos, aumentados y las inversiones de los dos primeros.
Y viene a mí una sensación que antes ya había venido, la reconozco apenas un poco de mis años de la facultad, cuando pasé mi carrera de noche. Al menos así se sintió, recuerdo a mis compañeras hablando de postmodernismo y teorías del arte que no entendía yo. Como no solía faltar a las clases y participaba mucho creo que los maestros llegaron a pensar que de verdad estudiaba y era lista y a veces obtenía mejores calificaciones que mis compañeras listas que leían y entendían todo.
Recuerdo entonces -y lo siento ahora- llegar a la conclusión de que mi cerebro iba demasiado lento y que sin duda yo tendría que padecer del algún retraso mental mientras que tenía otras habilidades que cubrían mi deficiencia y engañaban a los maestros haciéndolos pensar que era lista y capaz, lo que se reflejaba en mis calificaciones.
Esta vez también parece haber funcionado el engaño, aunque no nos dicen que calificaciones obtenemos, nos tienen en eternas ascuas y nos dicen cosas feas si nos atravemos a preguntar.
En fin, sólo queda un mes más de este primer año y luego vienen los retos del siguiente, al menos es porbable que esta vez si me titule, ya que no es necesaria una tesis, pero en la interprestación del instrumento no mejoro, no se que va a pasar. Tal vez ahora es realmente dificil porque además estoy ocupada con mi maternidad, pero en la carrera no lo estaba y aún así me sentía igual.
Al menos se hacer muchas cosas manuales que siempre me sacarán del apuro económico.
Ayer nos dolía la panza y faltamos a clases, yo dormí toda la tarde y mi chiqui vió caricaturas acurrucado en el sillón.
Hoy hice algunas de mis responsabilidades maternales y luego me puse a estudiar. Había estado un poco más animada con el violín desde que regresé al 7/8 de Gabriel que es más pequeño que mi Cremona, me sentía afinada y con buen sonido. Pero cada vez que voy clase el maestro me dice que note lo desafinada que estoy. Es muy difícil, siento que no escucho nada, cuando apenas pienso que empiezo a escuchar mejor noto que no, no tengo nada de seguridad al respecto y nada del proceso de aprendizaje me muestra que haya hecho progresos ahora que ya casi se completa el año.
Le traté de explicar a mi maestro de violín que no hay nadie peor que yo en la clase de solfeo, yo se que la parte teórica de cómo funcionan las cosas puede no ser fácil para todos y a mí eso me parece masomenos asequible, es espcífico y concreto, pero en lo auditivo me siento cada vez más extaterrestre.
Veo que todos a mi alrdedor, que ya de por sí hacían música antes de entrar a la escuela incluso por años, han progresado en su capacidad auditiva y han memorizado todo lo que se supone que memoricemos que resulta imposible para mí.
Así cada vez que nos preguntan uno por uno nuestros resultados en cada párctica todos tienen mejor resultado que yo. Empiezo a sentir que todos hablan bien un idioma del que yo nada entiendo, escucho compañeros que sólo llevan un año estudiando música haciéndola en dúo y hablando de tonalidades, saltando de una a otra con risas.
Yo estoy en las sombras, esforzándome por leer el Dandelot con los demás, por hacer los ejercicios rimicos y poner cara de que se la diferencia auditiva entre acorodes mayores, menores, disminuidos, aumentados y las inversiones de los dos primeros.
Y viene a mí una sensación que antes ya había venido, la reconozco apenas un poco de mis años de la facultad, cuando pasé mi carrera de noche. Al menos así se sintió, recuerdo a mis compañeras hablando de postmodernismo y teorías del arte que no entendía yo. Como no solía faltar a las clases y participaba mucho creo que los maestros llegaron a pensar que de verdad estudiaba y era lista y a veces obtenía mejores calificaciones que mis compañeras listas que leían y entendían todo.
Recuerdo entonces -y lo siento ahora- llegar a la conclusión de que mi cerebro iba demasiado lento y que sin duda yo tendría que padecer del algún retraso mental mientras que tenía otras habilidades que cubrían mi deficiencia y engañaban a los maestros haciéndolos pensar que era lista y capaz, lo que se reflejaba en mis calificaciones.
Esta vez también parece haber funcionado el engaño, aunque no nos dicen que calificaciones obtenemos, nos tienen en eternas ascuas y nos dicen cosas feas si nos atravemos a preguntar.
En fin, sólo queda un mes más de este primer año y luego vienen los retos del siguiente, al menos es porbable que esta vez si me titule, ya que no es necesaria una tesis, pero en la interprestación del instrumento no mejoro, no se que va a pasar. Tal vez ahora es realmente dificil porque además estoy ocupada con mi maternidad, pero en la carrera no lo estaba y aún así me sentía igual.
Al menos se hacer muchas cosas manuales que siempre me sacarán del apuro económico.
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