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sábado, mayo 06, 2017

Leve retraso mental

Hoy fue feriado, al menos para nosotros.

Ayer nos dolía la panza y faltamos a clases, yo dormí toda la tarde y mi chiqui vió caricaturas acurrucado en el sillón.

Hoy hice algunas de mis responsabilidades maternales y luego me puse a estudiar. Había estado un poco más animada con el violín desde que regresé al 7/8 de Gabriel que es más pequeño que mi Cremona, me sentía afinada y con buen sonido. Pero cada vez que voy clase el maestro me dice que note lo desafinada que estoy. Es muy difícil, siento que no escucho nada, cuando apenas pienso que empiezo a escuchar mejor noto que no, no tengo nada de seguridad al respecto y nada del proceso de aprendizaje me muestra que haya hecho progresos ahora que ya casi se completa el año.

Le traté de explicar a mi maestro de violín que no hay nadie peor que yo en la clase de solfeo, yo se que la parte teórica de cómo funcionan las cosas puede no ser fácil para todos y a mí eso me parece masomenos asequible, es espcífico y concreto, pero en lo auditivo me siento cada vez más extaterrestre.

Veo que todos a mi alrdedor, que ya de por sí hacían música antes de entrar a la escuela incluso por años, han progresado en su capacidad auditiva y han memorizado todo lo que se supone que memoricemos que resulta imposible para mí.

Así cada vez que nos preguntan uno por uno nuestros resultados en cada párctica todos tienen mejor resultado que yo. Empiezo a sentir que todos hablan bien un idioma del que yo nada entiendo, escucho compañeros que sólo llevan un año estudiando música haciéndola en dúo y hablando de tonalidades, saltando de una a otra con risas.

Yo estoy en las sombras, esforzándome por leer el Dandelot con los demás, por hacer los ejercicios rimicos y poner cara de que se la diferencia auditiva entre acorodes mayores, menores, disminuidos, aumentados y las inversiones de los dos primeros.

Y viene a mí una sensación que antes ya había venido, la reconozco apenas un poco de mis años de la facultad, cuando pasé mi carrera de noche. Al menos así se sintió, recuerdo a mis compañeras hablando de postmodernismo y teorías del arte que no entendía yo. Como no solía faltar a las clases y participaba mucho creo que los maestros llegaron a pensar que de verdad estudiaba y era lista y a veces obtenía mejores calificaciones que mis compañeras listas que leían y entendían todo.

Recuerdo entonces -y lo siento ahora- llegar a la conclusión de que mi cerebro iba demasiado lento y que sin duda yo tendría que padecer del algún retraso mental mientras que tenía otras habilidades que cubrían mi deficiencia y engañaban a los maestros haciéndolos pensar que era lista y capaz, lo que se reflejaba en mis calificaciones.

Esta vez también parece haber funcionado el engaño, aunque no nos dicen que calificaciones obtenemos, nos tienen en eternas ascuas y nos dicen cosas feas si nos atravemos a preguntar.

En fin, sólo queda un mes más de este primer año y luego vienen los retos del siguiente, al menos es porbable que esta vez si me titule, ya que no es necesaria una tesis, pero en la interprestación del instrumento no mejoro, no se que va a pasar. Tal vez ahora es realmente dificil porque además estoy ocupada con mi maternidad, pero en la carrera no lo estaba y aún así me sentía igual.

Al menos se hacer muchas cosas manuales que siempre me sacarán del apuro económico.

miércoles, enero 25, 2017

La experiencia musical formal :: semana 20



Ya he contado por aquí que estudio violín desde hace algunos años. Comencé hace cinco años pero sólo estudié un año y luego no pude pagarme clases. En agosto de 2016 comencé mi preparación en una escuela del INBA y ahora curso el primer año de tres.

La semana pasada el maestro de violín nos puso un ejercicio para segunda posición que consiste en recorrer la mano al hacer la escala de Sol en al llegar a tercera cuerda, esto es muy emocionante para mí porque es la primera vez en la vida.

Por lo demás las clases de instrumento, coro y apreciación musical son agradables y felices al mismo tiempo que presentan retos emocionantes. En la clase de solfeo vemos temas fascinantes que el maestro explica muy bien pero las habilidades técnicas que tenemos que desarrollar rápidamente se me dificultan y la mayor parte del tiempo me siento estúpida y desalentada, aunque continúo con la mejor actitud posible.

Ya desertaron oficialmente tres compañeras que me parece que eran elementos valiosos, que se esforzaban, cumplían, no faltaban, en fin. Se va sintiendo más claramente la predominancia masculina, pues sólo sólo unas 6 de 16-20 que aún quedan en el grupo.

Yo sigo esforzándome mucho por encontrar espacios de tiempo para poder practicar mis instrumentos pero difícilmente lo logro a la par de mis obligaciones domésticas y maternales, lo que me hace sentir triste, enojada y frustrada.

Cuando comparto mi dificultad con los maestros la respuesta suele ser algo así como "échale ganitas", mis pares femeninas comprenden que es demasiado por hacer pero a la vez no quiero soltar esto que me da identidad y me hace sentir persona.

Trato simplemente de aceptar que aunque para mis estándares (que suelen ser excesivos) mi desempeño difícilmente va a ser más allá de mediocre, de todos modos es gozoso cualquier desempeño, y de obtener mi certificado de conclusión tendré un papelito que sea base para hacer otras cosas, que aún no se bien que serían.

Por supuesto la idea de dar clases está siempre latiendo fuerte en mi corazón.

El contrabajo me tiene cada vez más enamorada aunque o estudio poco.

Mi niño cada vez más grande presenta retos en su crianza de pronto, pero en general es un amor precioso, maravilloso y dulce, compañero de mi pasos, agua de mi corazón.