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lunes, junio 08, 2015

Reflexiones sobre la pubertad


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Este año he estado muy cansada y a veces con las emociones muy revueltas.

Muchas cosas estan cambiando y el duelo se mezcla con la emoción.

Incluso me sentía sin energías para organizar la fiesta de cumpleaños de mi niño, que siempre es el gran evento del año, además de que este año la vamos a celebrar mucho antes de la fecha, Itzcóatl decició cambiarle el tema a menos de tres semanas, originalemente iba a ser de Star Wars.

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El viernes empecé a sentirme tristona y me pasé la mitad del sábado llorando y mirando series en línea sola en mi casa.

Pero de pronto algo hizo click dentro de mí, y me puse en acción.

Para cuando vi a Itzcóatl ya estaba toda emocionada y prendida con el tema de la fiesta, así que nos fuimos por materiales y regresamos a ponernos a trabajar.

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Una de las cosas que estoy haciendo diferente este año es involucrar mucho más a mi hijo en los preparativos, así que esta vez lo estamos haciendo juntos, y aunque a veces me resulta difícil llevar su ritmo y bajarle a mi acelere, me doy cuenta que el valor de este proceso trasciende mucho más allá de la fiesta o de la habilidades manuales que se desarrollan en estas actividades.

Estamos fortaleciendo nuestro vínculo, y ahora, más que nunca, es algo muy importante. Porque mi pequeño ha entrado a la pubertad (no confundir con adolescencia, como yo, esta es la etapa anterior que puede comenzar desde los 8 y abarca hasta los 11 o 12), y muchos cambios están ocurriendo, pero entre los difíciles para mí, es el de que mamá deje de ser el referente principal de su vida y por lo tanto surgen críticas, ideas propias y la búsqueda de otros modelos. Por eso es particularmente importante tener cerca otros adultos que consideremos ejemplares para nuestros hijos, especialmente de su propio género.

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Yo me estoy sintiendo muy perdida en todo esto, especialmente porque ahora si siento más que nunca la falta del rol masculino, todo ese mundo es terreno desconocido para mí. Pero tambíen duele mucho ver cómo se va creando una distancia, muy saludable por cierto, pero también alguito amarga.

Se empiezan a presentar también pequeños cambios físicos, que causan ansiedad, tal vez más en las mamás que en los niños.

Estoy aprendiendo, como siempre, ahora fortalecida, por tener una relación de pareja sana que me apoya y acompaña.

Pero me asusta esta parte del camino, y esto no ha hecho más que comenzar.

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domingo, enero 11, 2015

La maternidad no es atractiva

Ya lo sabemos, pero aún así impacta que te lo digan, abiertamente.

Es verdad, yo siempre quise ser mamá, es decir no siempre, sino desde que tenía 20.

Cuando tenía 20 años tomaba pastillas anticonceptivas, ya tenía tiempo usándolas, nunca me causaron ninguna molestia perceptible, irritabilidad, aumento de peso. acné, nada. Pero recuerdo el día, en que estaba allí, en el baño de mi casa-hobbit de la colonia Mixcoac, llegué a la conclusión de que quería ser madre, que ese era mi proyecto de vida. Antes de ese momento habría dicho que no quería tener hijos, que tenía otros planes, como hacer teatro. Pero a partir de ese momento me di cuenta de que eso quería y debía prepararme para ello. Una de las medidas que tomé fue la de dejar las pastillas anticonceptivas para siempre y sólo usar el condón que de por si usaba para evitar ETS, también dejar de usar tampones, no tenía evidencia científica que me respaldara, pero simplemente sentí que esas dos cosas iban en contra de mi salud en vías de convertirme en madre. También busqué una relación estable y duradera con un hombre que mostrara disposición a quedarse conmigo, formalizar y tener hijos al menos eventualmente. Estuve al menos en dos relaciones que pintaban bien en ese sentido, pero que luego se terminaron, mis compañeros cambiaron de opinión sobre lo de formalizar y tener hijos, éramos muy jóvenes, yo me sentía completamente lista, pero ellos imagino que no lo estaban, ahora, 10 años después al menos uno de ellos sí formó una familia y espera un hijo. Pero yo no sentí que tuviera tanto tiempo, no quería ser una mamá treintona, sino veintiañera. Me costó trabajo encontrar quien quisiera tener un hijo conmigo, que dijera sí, y éste luego cambió de opinión cuando yo ya estaba embarazada y se fue.

Pero como sea que sean las cosas, yo tengo claro que tengo una responsabilidad, que tengo que cuidar a mi hijo y educarlo, que si traje un ser al mundo debo respetarlo, amarlo y ofrecerle la mejor oportunidad de vida de la que disponga, aún a costa de mi propia comodidad, salud, disfrute, etc. Es mi obligación, y en este caso debo asumirla sola, así como lo hacen millones de mujeres en todo el mundo y específicamente en este país, donde la maternidad nos cuesta una parte de nosotras  mismas, aunque no esté bien y aunque las leyes pretendan proteger a los niños o a nosotras. Es evidente que una jefa de familia se enfrenta a adversidades.

Y una de las partes de nuestra vida que muchas veces hay que sacrificar, es la posibilidad de tener una vida sexual y de pareja plena. Pero eso no quiere decir que no lo anhelemos. Desde que tuve mi hijo descubrí algunas de mis pasiones, como la partería, la educación temprana, la pedagogía, pero también la música, y sigo siendo, en ratitos robados, una ávida lectora y cinéfila.

Sigo siendo yo, aunque me puedan decir que aburro sólo hablando de maternidad y que ya no soy atractiva por ese hecho, yo sólo quiero ser responsable, y haré lo que sea necesario para asegurarle a mi hijo las mejores oportunidades de vida.


lunes, octubre 13, 2014

El silencio


Meses y meses de silencio.

Hay días en que se me ocurren hasta tres temas a desarrollar, cosas de las que quiero hablar, realidades que denunciar, además de otras que compartir, costuras, lugares, experiencias de la maternidad, o de la feminidad.

Pero más cosas están pasando que no me dejan.

Estoy cansada, como no lo había estado antes, finalmente rebasé la aparentemente incabable energía de mi cuerpo, llegué al tope. Así que debo dormir y dejar de hacer cosas, al menos por ahora.

Como siempre estoy apostando por mi hijo, lo más importante de mi vida, aunque resulte difícil enfrentarse, especialmente, a los estereotipos. Valientes logros nos ha traído el feminismo, que permitió, si, muchas libertades a las mujeres, pero las encadenó al sistema de explotación pagada pero como sujetos de segunda clase ante los hombres, sin haber retirado ninguna de sus obligaciones anteriores ni reconociéndolas como trabajo; administración y mantenimiento del hogar, cocina y crianza. Cinco labores que recaen aún en las mujeres, para enriquecimiento de las naciones, trabajo de explotación que se fundamenta en los valores bien internizados del patriarcado, la moral y el amor. Porque uno hace de todo por sus hijos.

Hay cosas que quiero gritar, como la injusticia que vivimos en este país, pero aunque vaya a las marchas como lo empecé a hacer hace 20 años, ya no siento esperanza. Sin embargo creo que debemos de sembrarla en nuestros hijos, aún cuando no me atrevería a decir cualquier otra mentira, ni siquiera la de los Reyes Magos. De alguna manera hay que prometer que hay más, que podría haber más. que la vida es hermosa y vale la pena vivirla, aún hundidos en esta mierda, hay tardes de sol y helados, y la brisa en el rostro cuando vamos en bici y nos columpiamos. Aún cuando la riqueza mal distribuida implica que para ver la carencia de aliementos no tenemos que ir lejos, puede estar allí, en el mismo parque que nosotros.

Veo esa imagen, de mi panza, y no puedo creer que hace tanto y tan poco a la vez, mi niño estaba allí. Alguna vez fue tan pequeño como para estar dentro de mí. allí inició su largo viaje en la vida. Y yo lo tomaba en mis brazos con un poco de miedo de sostenerlo, y era pequeño y frágil y ahora es largo y tan fuerte.

Ese ser maravilloso lleno de alegría. Ese ser bondadoso e inteligente que admiro. Y sonrío y lloro. La vida es complicada.



lunes, marzo 04, 2013

Sobre los uniformes

No tengo una idea muy precisa sobre los uniformes escolares de cada país, mis experiencias con ello han sido breves, pero tengo algunas impresiones.

 1997
*Los invito a reírse abiertamente de mi fotografía de graduación.

Cuando asisití a la secundaria-prepa en Costa Rica, corría el año dee 1995. Hacía poco se había flexibilizado la ley del uniforme único, que unificaba a todo el país con el mismo uniforme escolar para preescolar, primaria y colegio (que incluye secundaria y preparatoria en 5 años); y que las familias no incurrieran en gastos si cambiaban al niño de escuela. Esto incluía a las escuelas privadas.

La flexibilización que se empezaba a notar en la época en la que yo ingresé al colegio permitía que las mujeres llevaran pantalones y que algunos centros educativos cambiaran la camisa de color.

Escolares Costarricenses
 Imagen de aquí

Mi impresión es que el uniforme costarricense procura ser muy formal, con camisas planchadas, pantalón y zapatos de vestir, mientras que el mexicano (pero mi única experiencia fue una corta estancia de mi hijo en el kinder público) es más para jugar, con pants y tenis. Puede que me equivoque.

Escolares Mexicanos
 Imagen de aquí

Por otro lado las faltas al uniforme en las escuelas costarricenses implican pérdida de puntos, mientras que en el kinder al que iba mi hijo me decían que no era obligatorio, si no podíamos comprarlo.

Una idea generalizada sobre los uniformes es que las diferencias sociales no se notarán, sin embargo yo recuerdo que cuando iba al colegio se fijaban en que si uno podía comprarse pantalones de marca o no, yo iba con puro reciclaje de mis primas y gracias, pero no eran esas mis mayores preocupaciones de la época.

En fin que a mí los uniformes no me gustan, es mi opinión, ¿cuál es la de ustedes y cuál fue su experiencia?

viernes, enero 04, 2013

Tengo miedo


Vera-yo


Tengo  miedo de abrir el estado de cuenta.

Ese que dice cuánto me gasté en el super este mes.

Tengo miedo de cómo me transforma ese número.

Aunado a los comentarios diarios que sugieren que no hago nada en mi casa todo el día, que me levanto tarde porque soy floja, que no puedo hacer todos los favores que me piden, porque además de no hacer nada todo el día no le doy importancia a lo importante.

Y yo estoy tan cansada, no paro, de lavar, de cocinar, de llevar la casa y educar, de sostenerlo todo sobre mi espalda y de sentirme culpable, por no hacer suficiente, por no ganar suficiente, por no tener un trabajo formal y un título universitario encima de todo esto.

Pero creo que no estoy sola.

En el miedo, de abrir ese archivo y ver el número ahí, gritándome fracaso.

Y quizá, sólo quizá, no soy la única que se convierte en el monstruo, y entonces todo lo único importante, lo verdaderamente importante para mí en esta vida, lo quiero hacer, que es crear y dar amor, educar a mi polluelo y darle sustento, eso se voltea, porque la mamá monstruo aparece, la que está asustada, triste y muy preocupada, porque suma y suma y por mucho que saca de aquí y allá no alcanza aquel número, y más culpa y enojo y frustración aparecen, engarrotándome la espalda y haciéndome peor.

Y puedo ser mala, gritar o regañar, aunque terminemos abrazados en la mecedora, no puedo borrarlo.

Y el número sigue ahí, y cuando por fin logro borrarlo hay que comprar más comida.

Y el siguiente mes llegará.

Y tengo miedo.

Dentro del a zanja

Ser posibilidad

Con 20 años de diferencia

A veces quisiera ser de nuevo posibilidad.

Cuando era una niña era lista, no creo que nunca nadie haya temido que era genio, pero era considerada lista por los adultos, especialmente por mis padres.

Pronto mi madre tuvo mayores preocupaciones que las de alabar mi inteligencia.

Para mi papá duró por ahí de cuando cumpliera 15 años, después fui en caída libre.

Aún durante los últimos años que viví en Costa Rica (de los 15 a los 18) creo que se creía que yo sería capaz de hacer grandes cosas. Cuando comencé a ir a la Universidad mis padres aún medio lo creían, mis profesores lo pensaban, pensaban que podía hacer algo importante.

Sólo que el rango de las cosas que consideran importantes es muy distinto de lo que yo considero importante, y esos criterios entrando en conflicto me hacen profundo daño. Me corroen y agotan, quiero salir corriendo, y volver a ser posibilidad y no conclusión fallida a sus ojos, a muchos otros ojos.

Triste.

Moi circa 86

miércoles, enero 02, 2013

Soy responsable de mi

Cuando cursaba el segundo año de la carrera, Literatura Dramática y Teatro, en la UNAM, tomé un curso que nos enseñaría a hacer análisis de textos dramáticos.

En lugar de eso, ese espacio resultaba para muchos un lugar de confrontación interna.

Conforme íbamos estudiando cada obra se iba revelando una tesis más profunda que hablaba, según yo lo comprendí, sobre la postura personal ante la vida.

Se nos mostraba cómo resulta común tener actitudes retorcidas y manipuladoras para obtener cualquier objetivo a nivel relacional.

En teoría todo sería acto fallido, es decir, no existe el me pasó, o el me hicieron, sino más bien, yo me puse en tal situación.

Aunque conservo algunos límites, es decir, no recrimino a las minorías que nacen en situaciones marginales, no digo que el que su camino termine mal es todo responsabilidad suya, porque comprendo que el sistema socioeconómico en el que estamos inmersos es masomenos lo mismo que las castas, donde resulta determinante la situación en la que nacemos. Especialmente para los que se encuentran en las peores esferas sociales. Pero no es a lo que pretendo referirme.

Sino más bien a las relaciones humanas, de la victimización, en la que es tan fácil caer.

Resulta sencillo culpar a los demás por nuestros problemas, sentimientos, etc. Y eso simplemente no es real. Nadie es responsable por nosotros más que nosotros mismos.

Por supuesto me refiero a relaciones entre adultos.

Pero cuando le digo a otro: ya vez, porque tu hiciste tal y tal a mi me pasó tal y tal. Lo que hay dentro de nosotros es un macabro ser tratando de obetner algún tipo de reacción a través del sentimiento de culpa, pero la realidad es que nosotros somos responables de nosotros mismos.

Por más que me hayan tratado de convencer de venir a vivir a Costa Rica, la que tomó la desición de estar aquí soy yo, y si eso me hace infeliz la única responsable soy yo, por ejemplo. Si lo hago por la seguridad de mi hijo, sigo siendo yo, no es por él, porque yo decido hacerlo así. Y la única manera de hacerlo de una manera sana es responsabilizándome por mis acciones. Si el objetivo último de mudarme de país será tener un elemento de chantaje para toda la vida con mi hijo, pues ese será, y yo sufriré por mi gusto durante años para poder justificar un argumento que me permita torcer su voluntad a mi antojo, si se deja. Pero si lo hice verdaderamente por su bien no habrá recriminaciones posteriores, y si no me gusta puedo buscar nuevas opciones de vida.

Pero convertirse en mártires, aunque parece algo demasiado perverso para las santificadas figuras maternales, es infinitamente útil, es puro sufrimiento por gusto, pero muy útil y fructífero, la moneda de cambio de la manipulación, y muchos entrarán en el juego.

Yo recomiendo no entrarle, buscar maneras más sanas de relacionarnos, responsabilizarnos por nosotros mismos, soy yo quien dirijo mi camino, quien construye mi felicidad o miseria, no son otros los que me arruinan el día o los que deciden si estaré feliz o triste. Mis sentimientos no dependen de otra persona, dependen de mí, por eso busco relaciones placenteras, de amistad, de trabajo, familiares; y me remuevo de las que me causan tristeza. Porque la vida no es un valle de lágrimas, no hay virtud en el sufrimiento, no es lo que yo quiero enseñar o transmitir.

He dicho.

Celebro la paz y el amor en mi vida, la creación y las cosas buenas que me generan sensaciones de tranquilidad o placer, como crear, tejer, comer. Y eso es lo que quiero transmitir al ser que es mi responsabilidad pero no me pertenece.



Amor 

Por supuesto eso no implica sumergirse en una esfera de cristal apartada de nuestro entorno.

Yo creo firmemente que hay que participar, que hay que ser útil para nuestra comunidad y que debemos responsabilizarnos de la situación de nuestro país, de nuestro mundo.

PARTICIPAR, es otra de las enseñanzas que espero poder transmitir.

¿Y ustedes?

martes, diciembre 25, 2012

Mi pecho inflamado

Estos días han sido difíciles. No he querido admitirlo porque me parecía tan egoísta.

Desde hace 11 días he estado en constante presión y angustia. Sin parar.

Uno de mis queridos amigos de antaño corría peligro, su salud corría peligro, y quien podía hacer algo era yo. Al menos una de las partes principales, pues él está en el país donde yo vivo y no en nuestro hogar, México.

Alejado de sus familiares y amigos, sólo quedábamos aquí su otra amiga, a le que él vino a visitar y yo.

Yo metí el hombro y tomé la batuta, me pareció que hacía lo correcto, que era necesario, que era la manera más rápida de que obtuviera atención médica, su amiga no habla muy bien español.

Lo conozco hace 20 años, en todo caso no estoy interesada en las peleas de poder que se han desarrollado durante todos estos días, sino en ofrecer lo mejor posible, según su propia opinión, al convalesciente.

Yo estuve ahí, hace 17 años, pequeña y asustada en un hospital, en la camilla hacia el quirófano, temblaba tanto de miedo que brincaba en mi sitio.

Todo lo que he hecho me parece simplemente correcto, para empezar uno debe ser útil en la vida, siempre que sea posible uno ha de hacerse útil para los demás. Y también agradecido, él estaba ahí cuando estaba embarazada, perdida y desamparada, él y su familia me dieron herramientas para ganarme el dinero necesario y contuvieron mi corazón para que pudiera tener el valor de seguir adelante.

¿Cómo podría haberme mantenido al margen entonces?

Sin embargo esto ha significado que mi propia vida se haya puesto en disección, y finalmente se han colado en mi oídos las palabras afiladas que me lastiman, que saben que me herirán más allá de lo que podrían hacerlo a cualquier otra persona menos sensible, es decir, no ridículamente sensible como yo, palabras sueltas o profesionales como flechas encendidas que conocen el camino esacto hacia las áreas más obscuras que me impiden manterme en pie.

Yo estoy segura que tengo los mejores amigos del mundo. Aquéllos que moran (en su mayoría) donde tiene su casa mi corazón . Aún para mi propia sorpresa me admiran, piensan que yo soy genial. Y no, no crean que nunca han entrado a mi casa, que nunca han visto un montón de platos sucios en el lavabo o algo pudriéndose en mi refrigerador, cosas amontonadas en mi cuarto. Si, conocen como vivo, saben lo horrendo que puede llegar a ser mi carácter, creo que también piensan que mi manera de ser tiene muchas otras partes valisosas. De verdad, no puedo explicarlo, creen que soy genial, no me condicionan nunca su ayuda a que yo cambie ni mi manera de vivir ni de ser, no me dicen a gritos que mi actitud debe cambiar en este instante y que ellos poseen la verdad sobre informaciones científicas o psicológicas. Se saben imperfectos, y cuentan conmigo de esa manera completamente entregada, como yo con ellos. Y se ríen de todo. Lo más duro y difícil es también una broma, incluso la muerte. Y eso hace retumbar nuestras feromonas, claro, yo no lo se de cierto, pero se cómo se siente, cuando en medio de la desesperanza ríes con ese humor negro tan mexicano, y dentro del cuerpo algo bueno se libera que te sana, que no permite que la enfermedad se desarrolle infinitamente.

Para mi mayor sorpresa, este tipo de gente no se haya en cualquier parte, la mayoría de las personas pueden pasar una vida completa sin conocer a alguien así, o quizá sólo a uno, a un incondicional como éstos. Y por eso se comportan de maneras intrincadas y retorcidamente maliciosas o groseras, porque en ese mundo, ésa es la única manera de obtener algo de provecho, retener a alguien a nuestro lado, el amor está cautivo, reprimido, ha sido capitalizado, es un bien de consumo, casi ha dejado de ser amor, ochenteramente es una presea para presumir, otro artículo de estatus que nos ponga por encima de los demás, mientras por dentro cada vez haya más vacío, cánceres y úlceras.

Por eso, aunque ha sido tan duro para mí perder estos días para los que espero el años entero, la Navidad (el año nuevo me da igual), para hacer todas esas cosas especiales con mi hijo y revestir de significado nuestras tradiciones familiares, y nutrir su corazón y el mío con galletitas y cena navideña, regalitos tejidos y demás, y todo eso simplemente no ocurrió este año, se no fue, a pesar de eso estoy agradecida:

Hoy mi pecho inflamado necesita decirles gracias, porque aunque estén tan lejos, aún están para mí, siempre, todo un cardúmen de incondicionales.

GRACIAS