martes, diciembre 25, 2012

Mi pecho inflamado

Estos días han sido difíciles. No he querido admitirlo porque me parecía tan egoísta.

Desde hace 11 días he estado en constante presión y angustia. Sin parar.

Uno de mis queridos amigos de antaño corría peligro, su salud corría peligro, y quien podía hacer algo era yo. Al menos una de las partes principales, pues él está en el país donde yo vivo y no en nuestro hogar, México.

Alejado de sus familiares y amigos, sólo quedábamos aquí su otra amiga, a le que él vino a visitar y yo.

Yo metí el hombro y tomé la batuta, me pareció que hacía lo correcto, que era necesario, que era la manera más rápida de que obtuviera atención médica, su amiga no habla muy bien español.

Lo conozco hace 20 años, en todo caso no estoy interesada en las peleas de poder que se han desarrollado durante todos estos días, sino en ofrecer lo mejor posible, según su propia opinión, al convalesciente.

Yo estuve ahí, hace 17 años, pequeña y asustada en un hospital, en la camilla hacia el quirófano, temblaba tanto de miedo que brincaba en mi sitio.

Todo lo que he hecho me parece simplemente correcto, para empezar uno debe ser útil en la vida, siempre que sea posible uno ha de hacerse útil para los demás. Y también agradecido, él estaba ahí cuando estaba embarazada, perdida y desamparada, él y su familia me dieron herramientas para ganarme el dinero necesario y contuvieron mi corazón para que pudiera tener el valor de seguir adelante.

¿Cómo podría haberme mantenido al margen entonces?

Sin embargo esto ha significado que mi propia vida se haya puesto en disección, y finalmente se han colado en mi oídos las palabras afiladas que me lastiman, que saben que me herirán más allá de lo que podrían hacerlo a cualquier otra persona menos sensible, es decir, no ridículamente sensible como yo, palabras sueltas o profesionales como flechas encendidas que conocen el camino esacto hacia las áreas más obscuras que me impiden manterme en pie.

Yo estoy segura que tengo los mejores amigos del mundo. Aquéllos que moran (en su mayoría) donde tiene su casa mi corazón . Aún para mi propia sorpresa me admiran, piensan que yo soy genial. Y no, no crean que nunca han entrado a mi casa, que nunca han visto un montón de platos sucios en el lavabo o algo pudriéndose en mi refrigerador, cosas amontonadas en mi cuarto. Si, conocen como vivo, saben lo horrendo que puede llegar a ser mi carácter, creo que también piensan que mi manera de ser tiene muchas otras partes valisosas. De verdad, no puedo explicarlo, creen que soy genial, no me condicionan nunca su ayuda a que yo cambie ni mi manera de vivir ni de ser, no me dicen a gritos que mi actitud debe cambiar en este instante y que ellos poseen la verdad sobre informaciones científicas o psicológicas. Se saben imperfectos, y cuentan conmigo de esa manera completamente entregada, como yo con ellos. Y se ríen de todo. Lo más duro y difícil es también una broma, incluso la muerte. Y eso hace retumbar nuestras feromonas, claro, yo no lo se de cierto, pero se cómo se siente, cuando en medio de la desesperanza ríes con ese humor negro tan mexicano, y dentro del cuerpo algo bueno se libera que te sana, que no permite que la enfermedad se desarrolle infinitamente.

Para mi mayor sorpresa, este tipo de gente no se haya en cualquier parte, la mayoría de las personas pueden pasar una vida completa sin conocer a alguien así, o quizá sólo a uno, a un incondicional como éstos. Y por eso se comportan de maneras intrincadas y retorcidamente maliciosas o groseras, porque en ese mundo, ésa es la única manera de obtener algo de provecho, retener a alguien a nuestro lado, el amor está cautivo, reprimido, ha sido capitalizado, es un bien de consumo, casi ha dejado de ser amor, ochenteramente es una presea para presumir, otro artículo de estatus que nos ponga por encima de los demás, mientras por dentro cada vez haya más vacío, cánceres y úlceras.

Por eso, aunque ha sido tan duro para mí perder estos días para los que espero el años entero, la Navidad (el año nuevo me da igual), para hacer todas esas cosas especiales con mi hijo y revestir de significado nuestras tradiciones familiares, y nutrir su corazón y el mío con galletitas y cena navideña, regalitos tejidos y demás, y todo eso simplemente no ocurrió este año, se no fue, a pesar de eso estoy agradecida:

Hoy mi pecho inflamado necesita decirles gracias, porque aunque estén tan lejos, aún están para mí, siempre, todo un cardúmen de incondicionales.

GRACIAS

2 comentarios:

geo dijo...

chingon!

geo dijo...

gracias a ti y toda tu magia!