miércoles, enero 25, 2017

La experiencia musical formal :: semana 20



Ya he contado por aquí que estudio violín desde hace algunos años. Comencé hace cinco años pero sólo estudié un año y luego no pude pagarme clases. En agosto de 2016 comencé mi preparación en una escuela del INBA y ahora curso el primer año de tres.

La semana pasada el maestro de violín nos puso un ejercicio para segunda posición que consiste en recorrer la mano al hacer la escala de Sol en al llegar a tercera cuerda, esto es muy emocionante para mí porque es la primera vez en la vida.

Por lo demás las clases de instrumento, coro y apreciación musical son agradables y felices al mismo tiempo que presentan retos emocionantes. En la clase de solfeo vemos temas fascinantes que el maestro explica muy bien pero las habilidades técnicas que tenemos que desarrollar rápidamente se me dificultan y la mayor parte del tiempo me siento estúpida y desalentada, aunque continúo con la mejor actitud posible.

Ya desertaron oficialmente tres compañeras que me parece que eran elementos valiosos, que se esforzaban, cumplían, no faltaban, en fin. Se va sintiendo más claramente la predominancia masculina, pues sólo sólo unas 6 de 16-20 que aún quedan en el grupo.

Yo sigo esforzándome mucho por encontrar espacios de tiempo para poder practicar mis instrumentos pero difícilmente lo logro a la par de mis obligaciones domésticas y maternales, lo que me hace sentir triste, enojada y frustrada.

Cuando comparto mi dificultad con los maestros la respuesta suele ser algo así como "échale ganitas", mis pares femeninas comprenden que es demasiado por hacer pero a la vez no quiero soltar esto que me da identidad y me hace sentir persona.

Trato simplemente de aceptar que aunque para mis estándares (que suelen ser excesivos) mi desempeño difícilmente va a ser más allá de mediocre, de todos modos es gozoso cualquier desempeño, y de obtener mi certificado de conclusión tendré un papelito que sea base para hacer otras cosas, que aún no se bien que serían.

Por supuesto la idea de dar clases está siempre latiendo fuerte en mi corazón.

El contrabajo me tiene cada vez más enamorada aunque o estudio poco.

Mi niño cada vez más grande presenta retos en su crianza de pronto, pero en general es un amor precioso, maravilloso y dulce, compañero de mi pasos, agua de mi corazón.

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