Este artículo fue tomado de mi otro blog, Mamá
en Lunes, el cual reservaba yo para mis más radicales o polémicas ideas,
ahora lo integro a Corta de Estatura.
Cuando nos volvemos madres nos sentimos más vulnerables, y es antes sólo
era yo y ahora este pequeño precioso depende de mí para sobrevivir, y
es tan frágil...
Yo creo que eso es lo que esta detrás (o al menos ee parte) del "me quedo con mi marido por mis hijos",
aunque desde fuera parezca tan absurdo y tonto, se necesita un equipo
para prevenir accidentes, y si sólo hay un adulto un no puede estar
tranquilo, porque si me caigo muerta de pronto ¿qué va a ser de mi
hijo?, por mucho que nos repitan a las solteras la tragedia de que si
morimos de manera repentina no encuentres sólo cuando el nuestro cuerpo
se empiece a descomponer, eso es una nimiedad, a lo más que se le puede
tener miedo es al dolor físico de una muerte lenta e inmobilizante; pero
con un hijo todo cambia. Y espor eso que necesitamos aferrarnos a
aquello que nos de seguridad, aunque sea a medias, especialmente cuando
sabes que no tienes nadie más con quien contar.
Y no es que yo sea
una perita en dulce, a veces, pero otras veces no, pero yo necesito eso:
amor incondicional, saber que si se requiere en algún momento hay una
red de apoyo, no importa si yo me comporté mal o soy puesdo ser una
desgraciada; pero vivir sin saber es espantoso y torturante.
Por eso,
creo yo, podemos aceptar lo que sea, malos tratos, humillaciones,
indiferencia, pero si a cambio recibimos algo de seguridad que le de
nuestros hijos atención oportuna lo aceptamos, seguro que hay las de la
historia feliz con el marido maravilloso, yo no soy esa.
Y como madre
me parece que ese es mi trabajo, dar amor incondicional, yo quiero a mi
hijo y estaré de su lado y le creeré a él siempre, no importa lo que
pase, es lo que me sale, pero además me parece que eso es lo que se
supone hagamos los padres, pero si no sentimos eso de los propios,
podemos sentirnoa bastante acorraladas, como yo.
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