De niña me encantaba hacer calaveritas, se me hacía tan fácil y divertido, hasta que me pidieron unas calaveritas para un programa de radio en que trabajaba y las que escribí no pasaron la prueba porque la métrica no era perfecta, no volví a escribirlas después de eso, hasta hoy, ya que la maestra de mi hijo me pidió una.
Y este es el resultado (prohibido contar sílabas):
Un niño nuevo llegó al salón,
pero bien acompañado venía,
el chamaco era muy ojón,
su flaca amiga se reía.
La muerte a los niños hacía cosquillas
y la maestra Mmm no entendía
porqué tantas risas en vano
hasta que sintió la huesuda mano.
Pegó un gritó muy asustada
pero la pelona dijo como si nada:
-Su hora le ha llegado a todos,
al Mictlán iremos a mi modo.
A cada niño le dió un perrito,
que Xólotl se llamaban, los chiquitos,
pero importantes eran también
para Itzcuintlan cruzar bien.
Y así siguieron por Monictlán,
hasta bien llegar a Chimictlán,
donde una fiesta organizaron
y con la maestra Mmm jugaron.
Luego llegaron sus papás
y del Jardín todo el personal,
contentos todos celebraron
el Día de Muertos tan especial
.
2 comentarios:
Muy buena¡¡ me encantan las calaveras¡¡ =)
Me gustó tu calaverita!
Un abrazo, cómo le va al pillo en la escuela?
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