Demasiado...

Pues bien, justo cuando dije que tenía demasiado que decir, que el tiempo no alcanzaría que tenía ya todo un plan, cuando sentía que necesitaba escribir más de una vez al día, paf, la realidad me puso en su lugar.
Tuve unos días estresantísimos, entre la compra de un carro (lo que es una cosa buena pero profundametne complicada) que yo no había planeado esactamente, tener un trabajo pendiente de costura de proporciones enormes, una feria ambiental, enfrentamientos familiares, más citas con clientas, una uña enterrada, una anomalía descubierta en mi cuerpo, y el deseo de mandarlo todo a volar y sólo estar con mi hijo en la casa sin presiones; terminé agotada, cansada, queriendo dormir y tratando de poner el despertador cada noche. No se vale, todo junto. Y mi cuerpecito pagó las consecuencias.

Así que aunque aún quiero contarles sobre mi interesantísima prima segunda que tiene más de 70 años y hace salir maravillas de sus manos, mis hermanitos Golcher (él agrónomo orgánico, ella biológa) que lo son sólo del corazón, mis hermanitas medias, mi tía con la que comparto nombre y día de nacimiento, mi extraña madre y extraño padre, mi tío en moto, mi otro tío con una colección de pelis enorme, mi abuela y abuelo, mi prima Gaby, y las dos bisabuelas que llegué a conocer aunque no viven ya, me doy cuenta de que tengo que descansar de todo, porque había tenido unos días maravillosos llenos de nada hasta hace poco y así es como quiero vivir, tranquila, relajada y con mucho espacio en blanco en cada día, leeento.

Nuestras plantitas van creciendo.
Mi pillo quiere saber sobre los Egipcios.
Yo cosí una cortina para nuestro cuarto.
Le gustan los sellitos con la tía.
Inventó el concepto crayolas musicales mientras veía que el abuelo leía cosas con gráficas y oía música clásica.