Tres.
Veíamos un pez grande y azul a la orrilla de un lago cristalino y hermoso, mi Itzcóatl y yo.
Preparábamos una coreografía, había varios, estaba la comadre vEra, yo agradecía por dentro la oportunidad de estar de nuevo en la escena, a pesar de mis años, a pesar de decir que no me importaba no volver nunca, luego hacía un poco el ridículo.
Yo usaba un vestido blanco con vuelitos en los hombros, y el Mar cliché de saco y camisa, todo era borroso, y yo tenía mi esperado día, sabiendo que sólo ocurrirá en el final si es que de verdad ocurre, sabía, era un sueño dentro del sueño.
1 comentario:
Oooooooooooooooooorale... espero a pesar de tanto soñar, hayas podido descansar.
¡Besos hermosa!
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