El otro día descubrí que el Itzcóatl disfruta mucho comiendo fideos transparentes, le da mucha risa tratar de sorberlos.
Por otro lado desde que la humedad en el ambiente subió, entre que entraban las lluvias y no, empecé a padecer más de dolores en las articulaciones, y estuve pensando que consomés podría ayudarme, los había dejado completamente, así que aunque no comemos mucho pollo, empecé a prepararlos y se me ocurrió hacerlos también de pescado.
Compré una rebanada de robalo, con hueso y lo puse a hervir con pedacitos de chayote, papitas y romero fresco, laurel, ajo y ceboolla en esa cápsula metálica que mi mamá solía usar para preparar sopas y evitar que a alquien le tocara el ajo entero.
Después agregué un paquete y medio de fideos Rolland de frijol. Fue demasiado, pasamos cinco días comiendo sopa, y eso que el paquetito me cabe en la mano.
Pero estuvo rico y divertido. Exploramos las espinas (dos) y hablamos de que que se udaban antes como agujas, al final fueron a parar a nuestro plato de la naturaleza (algún día será una mesita), junto con los demás tesoros.
1 comentario:
Qué buena pinta tiene. Además, porque me suena más saludable eso de los fideos de arroz. Me has dado una idea con esta sopa. Buscaré unos para preparárselos a mi pequeña (que ama las pastas.)
;)
Saluditos,
A.
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