septiembre 93
Un teléfono harto de sonar,
no estoy ebria,
hasta mi madre me ha visto beber más,
pero sí pienso en tí,
no quiero que se cre,
que esto signifique,
que sólo pienso en tí cuando estoy ebria,
pero, trato de evitarlo,
para no volverme loca,
gatos, gatos y más gatos,
empiezo a enloquecer,
mientras un quetzal siempre cuelga de mi cuello,
sólo espero a desangrarme
para abandonar al escarabajo,
ése, ése,
que me quitmuchas cosas,
que no me devolvió nada,
el que hizo lo irreversible,
el que ahora no quiero saber,
maldito, infiel,
busco consuelo en un gato,
Gato lo espero, lo busco y lo encuentro,
curioso, lo encuentro,
no pasa siempre,
mientras mi cuerpo descansa en el suelo,
la luna se queja,
tiene su dolor justo en las entrañas
y no quiere abandonar el cielo,
aunque sabe que es lo que debe hacer,
ella nunca se confundió,
siempre supo lo que quiso,
lo que amaba,
pero no sabía si perseguirlo o no,
a paesar de todos,
fue,
y ahora
tiene atravesados en la garganta
los ojos de un gato
que por fin la miraron.
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