Perder puntos, sobre educación

El otro día estábamos trabajando con nuestro currículo de escuela en casa. Algunas veces le digo a Itzcóatl que lo que está trabajando es para exámen y por eso debe hacerlo con más cuidado y escribir su nombre sin chistosadas (como poner letras dobles o super miniatura, como hace por diversión a veces).

El programa que usamos tiene 160 lecciones, cada 20 hay que recolectar algunos trabajos (por ejemplo la página 3, 5, 9, 22 y 30) y enviarlos con una evaluación que yo misma relleno. De esa manera recibimos recomendaciones y la escuela tiene trabajos que la respaldan para darnos el certificado final.

Generalmente Itzcóatl sólo trabaja esas páginas con cuidado. Pero esta vez puso cara de angustia, y le pregunté qué le pasaba. Me dijo que no quería perder puntos, al indagar supe que había oído eso por ahí. Pero le aseguré que ese no era su caso, que si algo le salí mal en alguno de los trabajos que hay que enviar sólo ocurrirá que las maestras de allá nos dirán que trabajemos más eso. Su carita lució tan tranquila, y me dijo que ya no tenía miedo. Yo le expliqué que eso es lo que ocurre en la mayoría de las escuelas y que ésa es una de las razones por las que no quiero enviarlo ahí.

El comprendió y para mi también fue reveladora esta pequeña experiencia, pero me da tristeza por los demás pequeños que viven eso día a día.