Aunque me encantan los libros de Amy Tam desde que la "descubrí" en enero del año pasado mientras estaba en Xalapa, tengo que decir que este último, que es un poco distinto de los anteriores que he leído, es el que más ha atrapado mi atención.
Lo compré apenas el sábado pasado, éste no trata asuntos familiares y de la guerra en China, sino de un grupo de turistas desparecidos en Birmania, y la narradora es nada más que una mujer que ha muerto ya.
Lo recomiendo apliamente, yo entré casi en trance a partir de la página 150 o algo así y no lo pude soltar durante los siguientes dos días que me llevó terminarlo, y eso que es bastante gordo.
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