Aunque justo ese día tenía una indigestión de los mil demonios y no me llevé la cámara (sólo el celular), la pasamos muy bien.
El color de este pajarito era increíble.
El mariposario me encanta.
Miren los huevos de mariposa.
¡Los huevos de rana!
Podría quedarme horas mirando los colibríes.
Siempre me da tristeza ver a los animales encerrados, pero me consoló leer este letrero.
A Itzcóatl le encanta ir ahí y la comida estuvo muy bien.
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