Se trata de La insólita amargura del pastel de limón.
No pude resistirme y lo compré aunque ya tengo la edición en inglés.
Es un libro un poco extraño, quizá es el equivalente de nuestro realismo mágico, pero es genial, aunque tambíen un poco triste. Lo recomiendo muchísimo, además su precio es muy accesible.
1 comentario:
Ay, Náhuatl, ando tan alejada de este mundo digital este año. Pero de vez en cuando (como hoy) paso e intento desatrasarme. Te dejo un comentario múltiple, espero que me disculpes.
1. Sales preciosa en tu foto de graduación, en lo absoluto hay que reírse. O sí, de tu idea absurda de que no eres guapa. ;) Mira que quedar bien con toga y virrete ya es todo un acontecimiento.
2. Mi opinión sobre el uniforme escolar: la verdad es que si lo pensara apenas racionalmente suena muy bien la idea de uniformar a los niños de todo el país para ahorrarle a los padres cualquier gasto extra y demás, pero en la práctica, con el corazón (y también con la cabeza, por supuesto) es absurdo que se pretenda unificar a unos seres que por naturaleza son distintos. Sé que es cierto que pueden darse diferencias de clase y otras cosas por las prendas, pero eso no es culpa de ellos si no de los padres y de la educación que reciben en casa, es decir, de esa capacidad absurda que tenemos de marcar a otros por lo que se ve por fuera de ellos. Hoy pienso que es maravilloso que un niño no tenga que llevar algo impuesto (ropa, corte de pelo...) y que aunque sea en algo tan superficial podemos intentar fijar unas bases mínimas de respeto y libertad por la otredad. En mi experiencia, al menos, nuestra hija elige la ropa que se pone no sólo por comodidad (aunque antes fuera más así) sino también por lo que le gusta y la identifica a la larga. Sé que todos nos pensamos igual (al respecto), pero creo que mucho de lo que rige nuestro pensamiento tiene que ver con el tipo de educación uniforme que recibimos, que nos preparaba más para hacer parte de un rebaño en el que las identidades se perdían que en un espacio donde la diferencia podía existir incluso en algo mínimo. Ahora, para mí, el que un colegio no tenga uniforme comienza a ser una pista de principios de respeto por la diferencia. Veremos qué pasa cuando deba enfrentar esa realidad.
3. Sigo tus recomendaciones literarias, lentamente pero las sigo. Apunto está para encomtrarla en el futuro. ;) Gracias.
4. He visto tus cursos, tus recetas, tus estuchitos para herramientas. Ahora ando en otros proyectos, pero sigo admirando la manera como compartes incluso eso de tu día a día. Es generoso y encantador. Ah, y el guacamole se ve delicioso.
5. Tu apoyo a la lactancia (los textos del festival, por ejemplo, en el que compartías esas historia que aunque ahora veas con un recuerdo doloroso da cuenta también de una mujer valiente que puede mirarse con crítica -y que aplaudo por llegar hasta donde ha podido en cada momento), los cursos de preparación para el parto y demás son recursos que a todos pueden servirnos en cualquier momento. Ahora, que veo a mi chiquita tan grande miro hacia atrás y pienso que ahora seguramente haría distinto muchas cosas, pero sé que si llega el momento, podré encontrar hilitos que me den pistas y me vuelvan a abrir el mundo si un nuevo pequeño crece por acá.
Me despido: aunque no hable, te sigo.
Saluditos,
A.
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