Lectura

Estoy entradísima ya en la segunda parte de Corazón de tinta, Sangre de tinta, de Cornelia Funke, por supuesto en la edición del FCE que se tomó la molestia de hacer una traducción al español para nuestro lado del mar, aunque ya existía una castiza.

Está increíble, me cuesta cerrarlo para tener que seguir con mis responsabilidades.

El otro día visité la librería Nueva Década y quedé fascinada, desafortunadamente no contaba con horas de horas para mirar revisar y escoger. Había pasado muchas veces al frente y nunca había entrado.

Ahí encontré esta versión en cómic de Narnia que a Itzcóatl le había gustado y aún cuando soy enemiga de que vea la peli antes de leer los libros resulta difícil de evitar, así que al menos aunque sea al revés, celebro que mantenga el interés. Me encanta cómo está ilustrado, con los adornos en las orillas cada uno diferente, ¿qué tal esos pájaros de las esquinas?

Le encantó y se lo leyó en el fin de semana, incluso me leyó una parte para que descansara porque me sentía malita, lo que me hizo derretir de tanta ternura.

Además finalmente, ya tan corta edad, llegamos al punto en que podemos estar juntos leyendo, un espacio mágico, momento maravilloso para mí.

Recomiendo ambos.