¿Qué es serlo siendo madre?
No quiero luchar, no todo el tiempo, al menos.
Le hablo a mi hijo con la verdad y trato de transoformar toda la realidad que tengo a mi alcance, hacerla más conciente, amable, mientras me miran negando la cabeza y me llaman exagerada.
Exagero cuando pienso que los niños no deberían recibir NINGUNA educación religiosa en la escuela.
Exagero cuando digo que incluso la interrumpción legal del embarazo es una medida que permitiría acercarse a la equidad, porque aún siendo ilegal se practica veladamente, sólo que las diferencias de clase son las que ponen en riesgo o no la vida de esa mujer por su desición.
Exagero cuando digo que no deben reprimir a los niños, que se les exigen comportamientos que ni los adultos pueden llevar a cabo, como sentarse sin inclinarse para adelante ni una vez por 40 minutos.
Exagero cuando hablo de aprendizaje significativo, porque pienso que todos lo niños quieren aprender, sólo tendríamos que acompañarlos.
Exagero cuando digo que no hay que frenar a un niño para que vaya al mismo ritmo que los demás.
Exagero cuando digo que si los niños se distraen en clase es porque no se les está hablando de nada que les interese y es normal que se distraigan.
Exagero cuando digo que hay que cambiar todo esto, que nuestros niños no pueden crecer en este ambiente, porque acabarán muertos por dentro.
Exagero, dicen.